Culpa intrínsecamente ajena




Corazón tímido, silencioso,
quien te niega una sonrisa?,
quien cierra las puertas de tu ilusión
y reprime una caricia a tu sed de amor?

Ocultas la necesidad de cariño
en la madurez de tu pequeña inocencia
pero en tus ojos el reflejo del dolor
aclama cariño,
esquiva el olvido.

Ansías aprender a volar en un mundo de sueños,
a pensar ilusiones desencadenadas,
a sentir la felicidad,
a imaginar la utopía de lo posible;
a evadir lo invisible.

Te han herido
y tú tan fuerte has crecido,
en la debilidad perecido,
y sin embargo aquí estás
con lágrimas en el alma y una sonrisa en tu rostro
aferrado al dia a dia
con la incertidumbre a flor de piel.

Enajenado de esas metas que dices son mejores
y resignado al vaivén de tu existencia,
tu latido sigue intacto
redimido de esos viejos trastos,
mitigando la tristeza en la oscuridad de la noche
con el dolor in- vitro
la esperanza abierta y la suerte a cuestas.

Ni el solsticio abrumador de una tarde polvorienta
ni ese frio nocturno, madrugador por excelencia
ni siquiera el calor agotador que tenaz golpea a mediodia
te sugieren abandonar la lucha.
Y tu alli yaces, resignado
aprendiendo a ser grande,
y fantaseando de tanto en tanto tu adultez

De tu rostro, el de muchos
sentí la ternura arañando mis sentidos
oscilando ente la palabra y la caricia
entre tu mirada y la mia.

Que miserable reputarse amante de la vida
y banalizar el amor
acotandolo a un reducto material que el apuro exigió
sin pensarlo, pensando poco,
con el orgullo constreñido en esa ceguera sentimental
que pululando por las calles a paso firme, adelante, sublime,
se olvido de mirar al costado
de percibir que hay alguien a tu lado.

Quiera el destino que esta pobre alma
pueda servir a tu causa
y redirmirte del olvido,
reavivar tus objetivos
reinvindicar tus pasos
uno
dos
cinco
todos
Pues, cuanto te queda por recorrer!
cuanto te queda por vivir!

Tu rostro tendrá otro semblante,
y yo guardare en el recuerdo esa mirada esquiva,
y tu seras alguien
y yo seré poco
nada
nadie
no importa,
pues mi suspiro legitimara la tranquilidad de ver tu sonrisa,
de creer que ese abrazo no fue en vano
de sentirte hoy mas que nunca mi hermano.

La caducidad de sueños no existe: es esta certeza mi incentivo,
tu bienestar: mi propósito,
tu dicha: mi eterna voluntad.