Hoy fue un dia de esos que uno supone que van a ser normales y que al final terminan dejandonos alguna enseñanza, o por lo menos aprendemos de ellos cosas nuevas.
Como cada mes, me fui a mi dentista, con la incertidumbre a flor de piel como de costumbre, ya que las veces que entro a ese consultorio solo Dios sabe lo que me depera el destino, o bueno, por lo menos lo que me depara la dentista con todos sus alambres, pinzas y aparatos con los cuales aprendi a convivir, pero los sigo odiando como el primer dia que pise ese bendito consultorio.
Entré, saludé y me senté resignada a la idea de que tenia que esperar horas y horas hasta que la dentista me atendiera, horas que parecían interminables y que ni la musica, la television, cualquier conversacion o incluso el mas minimo pero al mismo tiempo mas influyente silencio, podrian apaciguar aquella desesperacion ante la larga espera.
Mis ojos miraban constantemente el piso, claro, porque si volteaba la mirada varias "caras largas" contribuirian a aumentar mas mi aburrimiento. De pronto, la voz de una señora me puso los pies en la tierra, preguntandome la misma pregunta (valga la redundancia) que muy a menudo se escucha por estos dias: "no te hace frio?, porque a mi si, hace mucho frio afuera, pero parece que mas adentro"; y yo amablemente asenti con la cabeza, mientras que ella con la intencion de sacarme alguna palabra de la boca, agregó: "claro, pero vos no sientes tanto frio como yo, porque sos joven"....Y de ahi no paró de hablar, hasta que en un momento llegó otra señora de 77 años por cierto, un poco mayor que la que ya estaba en la sala de espera anunciado constantemente al doctor con la intencion de la que la atendiese lo mas pronto posible, vistiendo un tapado de piel bien grande, de esos que asustan al verlos, con unos zapatos negros, medias al noto y joyas por doquier.
La curiosidad fue que la señora que recien habia ingresado a la antesala del consultorio tenia puesto un pañuelo en la cabeza, medias de toalla, zapatos de gamuza y un poncho que contrastaba con su tono de piel. De pronto, la señora del zacón apartó su mirada de mi y dejó de hablarme para introducirse a la señora del pañuelo. Claro que esta ultima no estaba sola, ya que su hija la acompañaba,pues a penas podia caminar o escuchar bien. Desde ese preciso momento la señora del tapado gigante comenzo a interrogar tanto a la hija de la otra señora, como a ella misma; una conversacion que comenzo siendo amena, pero que despues se torno un poco fastidiosa para mi gusto, desde el momento en que ésta empezo a alardear sus posesiones materiales.
-Ay hija, tu mamá esta bien abrigada?, porque se tiene que cuidar. Mirá, yo en mi casa, que tiene dos pisos, tengo dos estufas y una cetral que calienta toda la casa. Es lo mejor que hay- decia la señora.
-Ah!, si, esta bien. Pero mi mamá vive en el campo solita y allá todo es mas rustico. Ella ya esta acostumbrada-le contestaba la mujer, hija de la señora mayor, puesto que con una sordera aparente y una complicacion en el habla, a la señora se le hacia dificil comunicarse, y mas aun, contrarrestar semejantes comentarios.
Al ver a la mujer del pañuelo, sentí un cosquilleo por todo mi cuerpo, pues ella se disminuia, se achicaba, se encorbaba, se escondia cual si fuera un niño mirando a un adulto desconocido. Me dio lastima. Pobre señora que me imagino se sentía menos que la otra mujer que constantemente arremetía en la conversión sus excentricidades, y digo excentricidades en comparación con lo que aquella señora alguna vez pudo disfrutar en su vida. Cuando la señora del tapado mencionó a Anibal Fernandez, jefe de gabinete, diciendo que tenia una reunión con él, nose que día y porque razón, ya no me creí el cuento, y es mas, me invadió una bronca, nose si por la mirada de la señora del pañuelo entristecida o porque me molesta cuando la mentira sobrepasa sus limites. Vaya a saber si era verdad o no todo lo que ella decía, pero yo no me lo creí; era todo puro alarde.
Contrastes, diferencias que se ven en nuestra sociedad constantemente.Esta mal contarle a los demás lo que uno tiene, su vida, sus experiencias, por mas excentricas que sean? (ni hablar del millonario argentino que ultimamente es noticia por cualquier estupidez que hace, solo por el hecho de ser rico); esta mal ser pobre y andar por la vida pidiéndole a los demás?, esta mal tener mas que otros?, esta mal sentirse menos que otros que parecen mas? .Es malo que existan pobres y ricos conviviendo en una misma sociedad? Es algo normal, comun, natural? Que podemos hacer para evitarlo? Se puede?
Sin dudas son preguntas plausibles de varias contestaciones.
Yo todavia sigo pensando en una respuesta acertada...