La impaciencia inquieta mi
razón,
el odio se apodera de mis
venas
y el dolor se convierte en
una rara sensacion.
Mis lágrimas se contienen
tanto
que siento mis ojos como un
mar de pesares,
y un nudo en la garganta
suprime mi voz.
El clamor interno de mi
corazón dolido
no resulta suficiente para
implorar a mis sentidos un poco de piedad
ante tanto sufrimiento que
naufraga en el silencio de esta soledad.
Todo parece negativo, nada
tiene sentido,
pues la tranquilidad tiene
prohibido el camino que la angustia le supo negar
y que por mas que
insista, sera difícil recuperar.
Un reproche, una simple
discusión
quizo apremiar a este
corazón, que signado por la perdición,
busca una brecha de
escapatoria ante tanta frustacion.
De pronto, una brisa leve
de sosiego quizo penetrar
en aquel lugar frío y
oscuro donde la tristeza decidió anclar,
para mitigar la amargura de
la cual me quería despojar.
Que egoísmo indiferente
ofuscaba mi visión,
refugiandose en mis
pensamientos mas profundos
con la intención de
suprimir todo en tan solo segundos.
Que egoísta sensacion creer
que la culpa no es mía
y que soy una mera víctima
de aquel grito
que con descuido me hizo
meditar.
Sensaciones mezcladas,
Confusión,
Discusión.